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Cuento MANZANITA de Julio Garmendia



Cuento
MANZANITA
de Julio Garmendia

Cuando llegaron las grandes, olorosas y sonrosadas manzanas del Norte, la Manzanita criolla se sintió perdida.
—¿Qué voy a hacer yo ahora –se lamentaba–, ahora que han llegado esas manzanas extranjeras tan bonitas y perfumadas? ¿Quién va a quererme a mí? ¿Quién va a querer llevarme, ni sembrarme, ni cuidarme, ni comerme ni siquiera en dulce?
 La Manzanita se sintió perdida, y se puso a cavilar en un rincón. La gente entraba y salía de la frutería. Manzanita les oía decir:
—¡Qué preciosidad de manzanas! Deme una.
—Deme dos.
—Deme tres.
Una viejecita miraba con codicia a las brillantes y coloreadas norteñas; suspiró y dijo:
—Medio kilo de manzanitas criollas, marchante; ¡que no sean demasiado agrias, ni demasiado duras, ni demasiado fruncidas!
La Manzanita se sintió avergonzada, y empezó a ponerse coloradita por un lado, cosa que rara vez le sucedía.
Y las manzanas del Norte iban saliendo de sus cajas, donde estaban rodeadas de fina paja, recostadas sobre aserrín, coquetonamente envueltas en el más suave papel de seda. Habían sido traídas en avión desde muy lejos, y todavía parecían un poco aturdidas del viaje, lo que las hacía aún más apetitosas y encantadoras.
—A mí me traen en sacos, en burro, y después me echan en un rincón en el suelo pelado… –cavilaba Manzanita, con lágrimas en los ojos, rumiando su amargura.
Estaba cada vez más preocupada. Aunque a nadie había dicho palabra de sus tribulaciones, las otras frutas, sus vecinas, veían claramente lo que le pasaba; pero tampoco decían nada, por discreción. Hablaban del calor que hacía; de la lluvia y el sol; de los pájaros, los insectos y la tierra; o bien cambiaban reflexiones acerca de las gentes que entraban o salían de la frutería, en tanto que la pobre Manzanita se mordía los labios y se tragaba sus lágrimas en silencio.
Ya las norteñas se acababan, se agotaban; ya el frutero traía nuevas cajas repletas, con mil remilgos y cuidados, como si fueran tesoros que se echaba sobre los hombros. La Manzanita no pudo aguantarse más.
—Señor Coco… –llamó en voz baja, dirigiéndose a uno de sus más próximos vecinos, un señor Coco de la Costa, que estaba allí envuelto en su verde corteza.
—Usted que es tan duro, señor Coco –repitió Manzanita con voz entrecortada y llorosa–; que a nada le teme; que se cae desde lo alto de los brazos de su mamá, y en vez de ponerse a llorar, son las piedras las que lloran si usted les cae encima…
Esto ofendió un tanto al buen señor Coco, el cual creyó necesario hacer una aclaratoria, poniendo las cosas en su puesto.
—Es cierto que soy duro –explicó–, pero eso no quiere decir que no tenga corazón. Es mi exterior, que es así. Por dentro soy blando, tierno y suave como una capita de algodón.
—Es lo que yo digo, señor don Coco –se apresuró a conceder la Manzanita–. Yo sé que su agua es saladita como las lágrimas, y que eso viene de su gran corazón que usted tiene.
—Así es –asintió el buen Coco, satisfecho–. ¿Y qué quería usted decirme, amiga Manzanita? ¡Estoy para servirle!
—Ya usted se habrá fijado –dijo la Manzanita, conteniendo a duras penas sus sollozos– en lo que está pasando aquí en la frutería. Esas del Norte, ¡esas intrusas! ocupan la atención de todo el mundo, y todos las encuentran muy de su gusto, señor Coco, ¡señor Coooooooco!… –y la pobre Manzanita rompió a llorar a lágrima viva.
El Coco no hallaba qué hacer ni qué decirle a Manzanita. Viendo esto otra vecina, se acercó pausadamente para tratar de consolarla.
—¡Ay, señora Lechosa! –gimió Manzanita echándole los brazos al cuello–. ¡Qué desgracia la mía!
—Cálmate, Manzanita, cálmate –le decía maternalmente la Lechosa (que era una señora Lechosa bastante madura y corpulenta).
Volviéndose hacia otro de los vecinos, con los ojos húmedos –tan blanda así era–, preguntó la Lechosa:
—¿Qué me dice usted de esto, señor Aguacate? ¿No comparte el dolor de Manzanita? ¡Usted, que parece una lágrima verde a punto de caer!
—¡Ay, cómo no, señora Lechosa! –se apresuró a decir el Aguacate, rodando ladeado hasta los pies de Manzanita–. Mi piel puede ser dura y seca, pero por dentro me derrito como mantequilla.
En esto se desprendió un Cambur de uno de los racimos que colgaban del techo, y fue a caerle encima a la Guanábana. Pero la Guanábana no se irritó ni protestó, ni siquiera pareció darse cuenta de lo sucedido; es tan buena ella, que hasta las mismas espinas que la protegen por fuera, son tiernas a tal punto que un bebé puede aplastarlas con la yema de su dedito. Pero la Naranja también había acudido a consolar a Manzanita, y se puso amarilla de rabia –amarilla como un limón.
—Esos Cambures… –dijo desdeñosamente–. Siempre cayéndole a una encima.
—¿Qué se habrá creído la Naranja? –refunfuñó el Cambur–. Nada más que porque es redonda y amarilla, ya se cree el Sol.
La Naranja se puso aún más encendida, como fuego.
—Nosotros somos tan amarillos como ustedes –le gritó un contrahecho Topocho pintón.
—Yo también soy amarillita –murmuró la Pomarrosa dentro de una cesta.
—Sí, sí, amarilla –rieron los Nísperos–, pero hueles demasiado, te echaste encima todo el perfume.
—No les hagas caso, Pomarrosa –le dijo al oído la Parcha–. Ésos parecen papas; están envidiosos de tu color, y porque no huelen tanto como tú.
La Parcha Granadina, la señora Badea, había llorado también, y tenía la redonda cara más lisa y lustrosa que de costumbre.
—Oiga, señora Parcha –le dijeron unos Mamones–, ¿por qué no le pide prestada su pelusilla al Durazno, y se la unta en la cara para que no se vea tan lustrosa?
—Pues a mí –dijo de repente, cuando menos se esperaba, un grueso señor Mamey–, a mí no me importa lo que le pase a Manzanita. Al fin y al cabo, esas son cosas de ella, un pleito de familia entre Manzanas. No hay que ocuparse más de esa llorona. ¡Mocosa!
Estas palabras del Mamey causaron un momentáneo desconcierto.
Mirándose las frutas unas a otras, con aire perplejo. Fue el eminente señor Coco quien, reponiéndose el primero de la sorpresa, tomó al fin la palabra.
—No, amigo Mamey –dijo sosegadamente el Coco–; yo creo que sí tenemos que ayudarla. Oiga usted, amigo –añadió bajando significativamente la voz y echando una rápida ojeada alrededor–, no sabemos lo que puede suceder mañana; ¿qué sé yo?, ¿qué sabe usted? ¡Un día de éstos pueden comenzar a llegar también Cocos del Norte, Lechosas del Norte, Aguacates del Norte, Guanábanas del Norte, Mamones, Mangos, Tunas, Guayabas, Nísperos, Parchas, Mameyes del Norte! Sí, señor, óigalo bien, señor Mamey: ¡Mameyes del Norte! ¿Y qué será entonces de nosotros? ¿De usted y de mí? ¿Y de nosotros todos?… ¡Nos quedaremos chiquiticos, frunciditos, encogiditos y apartaditos, como le pasa hoy a Manzanita!
El rechoncho Mamey no palideció por esto; para sus adentros, se puso aún más amarillo, aunque siguió siendo marrón por fuera. Las ideas expuestas por el Coco, a las claras denotaban su elevación nada común.
En los cocales, en efecto, se mueve él a grande altura sobre el nivel del suelo; por esto se supone –o supone él– que ya desde muy lejos ve venir los acontecimientos, los peligros, y es por eso el más llamado a hablar en nombre de las frutas tropicales. Pero esta elevada posición del Coco, sin embargo, también suscita envidias y resentimientos… El ventrudo Tomate, por ejemplo, se puso rojo como un… ¡tomate!
—Yo no les tengo miedo a los Tomates del Norte –dijo, inflamado y brillante–. ¿Qué me dicen con eso? Ellos no pueden ser más colorados que yo. Además, yo no puedo ponerme contra las Manzanas del Norte, porque nosotros, los de la familia Tomate, tenemos un cierto parentesco con ellas. Mi abuelita me contaba que en algunos países nos llaman a nosotros “manzanas de oro”; de modo, pues, que…
—También yo –dijo uno de los Cambures, cortándole la palabra al Tomate–, también yo tengo cierto grado de parentesco con esas extranjeras, por el lado materno, como bien puede verse por mi segundo apellido, pues, como saben, soy el Cambur Manzano.



Unos muchachos que venían de la escuela entraron ruidosamente en la frutería y empezaron a comprar manzanas –¡manzanas del Norte, por supuesto! –. Las acariciaban, las sopesaban, las olían, hasta les daban algún beso o mordisco allí mismo, ante los mismos ojos de Manzanita, como si dijéramos en sus propias barbas. La Manzanita, que se había quedado distraída y pensativa oyendo lo que decían las frutas, como si todo se hubiera arreglado con sólo palabras, volvió a gimotear perdidamente, acordándose otra vez de sus pesares. Entonces se le acercó la Piña y se puso a acariciarla y a mimarla. Pero cada vez que doña Piña le hacía un mimo en la mejilla, Manzanita se escurría un poco hacia atrás, diciendo:

—¡Ay, señora Piña! ¡Ay! ¡Ay!
Pero la Piña no pensaba que esto pudiera ser a causa de las escamas y las sierritas punzantes que la adornan por todos lados, sino que era a causa de la pena que seguía afligiendo a Manzanita, y que a cada instante se le hacía más viva y aguda; y continuaba acariciándola y mimándola. Mientras más ayes lanzaba la pobre Manzanita, más y mejor la acariciaba y la estrechaba entre sus brazos la buena señora Piña, haciéndola gritar más todavía.
Hasta que unas dulces Parchitas se apiadaron de ella y empezaron a decir, para distraer la atención de la Piña:
—Señora Piña… Señora Piña… Oiga lo que dicen los Mangos.
—Pues, ¿qué dicen? –interrogó la Piña, volviéndose.
—Que usted y que es agria…
Esto reavivó inesperadamente el dolor de Manzanita.
—¡Agria la Piña! ¡Ay! –exclamó fuera de sí–. Pues ¿qué no dirán de mí? Y más ahora que han venido ésas, y que todos andan con la boca abierta de lo buenas y sazonadas que son!
—No, nosotros no hemos dicho nada de usted, misia Piña –explicaban los Mangos–. Nosotros somos frutas que venimos de gran árbol, y no nos ocupamos de frutas que viven pegadas al suelo.
—¡De gran árbol! –rió la Piña con sarcasmo–. Pero no estamos hablando de eso, sino de gusto y sabor. ¿Y quién más dulce que yo, cuando quiero serlo? Y no olviden ustedes ¡pegajosos! –añadió levantando la voz– que están tratando con una dama de mucho copete; ¿o es que no lo saben?
El Mango soltó la risa.
—Porque lleva un moño de hojas duras en la cabeza –dijo–, ya se cree dama de gran copete.
—Yo tengo algo que es más, mucho más que copete –se oyó–. ¡Tengo corona!
Todos se volvieron, mirando a la Granada, que llevaba una corona, una verdadera y auténtica corona real, esto era innegable.
 —¡Sí! –repitió orgullosamente la Granada–. Llevo una corona de seis picos; por consiguiente, soy la reina de las frutas…
—¿Tú? –gruñó en seguida el Membrillo, como de costumbre tieso y reseco–. ¡Tú, que apenas estás madura y no encuentras quien te lleve, te entreabres ya sola y empiezas a pelarle los dientes a todo el que pasa, a ver si te cogen! ¡Dientona!
La Granada enrojeció mucho al oír tales palabrotas.
La señora Patilla venía acercándose hacía rato, arrastrándose como un morrocoy. Ahora llegaba, e intervino para decir, aunque algo tardíamente:
—Las frutas pegadas al suelo, como han dicho antes esos caballeritos Mangos, y yo en particular, que por mi tamaño y otras cosas puedo considerarme también reina de las frutas…
—¡Ay, Patilla! –susurró la Piña.
—¡La Patilla se cree reina! ¡La Patilla se cree reina! –rieron dentro de un canasto unas niñitas muy traviesas, y que tenían fama de loquillas, las Guayabas.
Ni siquiera reparó en ellas la bonachona y plácida Patilla; pero la Tuna, erizada de pelillos y aguijoncitos, parecía pronta a defenderse y zaherir, a pesar de que nadie estaba metiéndose con ella.



La frutería estaba ya cerrada hacía rato, y todavía hablaban las frutas (como si exhalaran su aroma, cada una el suyo). La Manzanita no durmió en toda la noche. Hasta la madrugada no pudo cerrar los ojos. De modo que, al amanecer del día siguiente, cuando volvieron a abrir la frutería, dormía aún, y soñaba… Estaba muerta. La Manzanita criolla se había muerto de pena y de vergüenza de verse tan chiquita, tan verdecita, tan fruncidita, tan acidita y tan durita. ¡Pobre Manzanita! Y a pesar de todo, tenía buen corazón, sí, tenía su corazón jugoso, tierno, perfumado, ella también, y la prueba es que para hacer dulce era muy buena.
Esto era lo que ahora decían todos alrededor de ella, y la lloraban y la compadecían, la llevaban sobre sus hombros y le ponían flores encima.
La llevaban a enterrar. Pero la que más lloraba en el entierro de Manzanita, la que más triste iba, era la misma Manzanita, que se tenía mucha compasión y se daba una gran lástima. El cortejo pasaba por la falda del cerro, y estaban presentes las frutas más importantes y representativas, todas las grandes frutas. Sólo la señora Patilla, entre éstas, no había podido llegar hasta allí; varias veces lo intentó, pero se vino rodando hasta el pie de la cuesta una y otra vez; allí se quedó al fin, inmóvil, sudorosa, echando la colorada lengua hacia afuera. El lento cortejo subía por la ladera; los pájaros piaban tristemente, siguiéndolo de rama en rama; murmuraban las hojas, alguna se desprendía y venía a posarse en tierra.
La neblina cubría la faz del sol.
Cuando la echaron al hoyo, cerca de un arroyuelo, hubo un formidable estremecimiento. “Seguramente disparan el cañón por mí, o se hunde el cerro” –pensó Manzanita envanecida. Llevó luego la palabra el joven Durazno, amigo de infancia y compañero de juegos de Manzanita, y todos comenzaron en seguida a echarle tierra encima… Manzanita se enderezaba, pataleaba, se empinaba en la punta de los pies; se sacudía la tierra como una gallinita en un basurero. Pero la tierra seguía cayendo a paletadas, y al fin Manzanita quedó tapada.
Cuando ya estaba enterrada, y todos se habían ido cuesta abajo, hacia la frutería otra vez, llegó por entre la tierra oscura y recién removida un gusano, y le dijo al oído a Manzanita:
—¿De qué te moriste, Manzanita, tú tan dura?
—De dolor, señor Gusano, viendo llegar a esas ricas Manzanas del Norte, y que nadie más sentía gusto por mí –contestó ella–. Ni a los niños, ni a los pajaritos, ni a nadie le gustaba ya, ¿para qué iba a seguir viviendo?
—Mira, Manzanita –le dijo otra vez al oído el gusano–, te voy a dar un consejo. Mejor es que no te mueras todavía. Oye lo que te voy a decir: esas lindas manzanas fácilmente perecen aquí, yo lo sé, y te lo digo porque soy tu viejo amigo y porque somos los dos de aquí del cerro.
La Manzanita vio una lumbre de esperanza en aquello que le decía el gusano.
—¿Y crees tú que se van a morir de verdad esas bichas? –preguntó con los ojos brillantes.
—De seguro que sí, Manzanita. Es el calor lo que las daña –explicó el gusano, con aire entendido y científico.
Entonces Manzanita comenzó a escarbar con fuerza la tierra que le habían echado encima, se salió afuera y se vino rodando cerro abajo hasta la frutería otra vez.
Acababan de alzar ruidosamente la reja de hierro que servía de puerta a la frutería (fue éste el estampido que oyó en sueños Manzanita), y todas las frutas lanzaron exclamaciones y gritos de sorpresa al ver entrar tan fresca y ágil a Manzanita.
—Pero, ¿cómo es eso, Manzanita? –le preguntaban todas a la vez–. ¿No te dejamos esta mañana muerta y enterrada?
—¡Ah, sí! ¡Dispensen! –dijo Manzanita, olorosa todavía a tierra–. Pero es que he venido a ver una cosa, una sola cosa no más, y después me voy otra vez; si no es nada…¡Un momento!

Y Manzanita se hizo aún más pequeña de lo que era en realidad, al ver que ya el frutero abría las cajas. Estaba más fruncida que nunca, de miedo y esperanza a la vez, viendo aparecer los rollos de paja y de papel de seda en que venían envueltas las norteñas… Y empezaron a salir manzanas manchadas, o con puntos hundidos y abollados, o ya próximas a descomponerse… Y el frutero estaba consternado; se ponía las manos en la cabeza y hablaba para sí mismo, jurando y maldiciendo; y Manzanita iba al mismo tiempo recobrando ánimos. Al fin ya no pudo contenerse más, y corrió por toda la frutería llevando la noticia. Tropezó con la Lechosa, se montó en la Patilla, dispersó a los Mamones, empujó al Tomate, se hincó en la Piña, resbaló entre los Mangos, le dio un golpe al Mamey y un apretón a la mano de los Plátanos; diciendo entusiasmada
¡Están dañadas! ¡En un solo día de gran calor se dañan todas!
Y Manzanita reía; reía y bailaba en un solo pie.
Entretanto, el afligido frutero iba echando en una cesta sus manzanas inservibles, e iba metiendo en la nevera las que todavía estaban sanas, no fueran a perderse también, con el gran calor que hacía. Subida sobre el montón de Cocos, Manzanita se puso a mirar a través del cristal de la nevera; tenía los ojos todavía hinchados y enrojecidos por el llanto.

¡Aquí no pueden estar sino en nevera, y seguro que en su tierra no son nadie!

Pero ya Manzanita estaba consolada, y en el fondo de su corazón, ya les estaba perdonando su belleza y su atractivo. Su ira se aplacó inesperadamente… y, en lo secreto y profundo de sí misma, un súbito vuelco se produjo…

Después de todo son frutas como yo, hijas de la tierra y el sol, buscadas por los niños y los pájaros…ronca y quebrada por los sollozos.


El rechoncho Mamey le dio un beso en la frente. El maduro Tomate le echó el brazo. ¡Y hasta las avispas y abejas que merodeaban por allí en busca de dulzores, bailaron frenéticamente unas con otras!


Comentarios

  1. Esto me ayudo con una tarea asi que gracias

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    1. X7 xddddd🤧✨🌞💅

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    2. yo tambien una infografia

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    3. gracias me ayudo mucho x16

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    4. ×14 xd 🤣 😁🤪

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    5. ×10000 😏

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    6. A mí también me ayudó con una tarea, thanks :D

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    7. X 6000 me ayudó en un interrogatorio

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    8. X1.0000

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    9. X1.00000

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    10. x60000 no entendí nadita 😭

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    11. Para eso está chatgpt

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    12. ×70000

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    13. X70002 🥶

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    14. X1100000 xD gracias

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    15. X5632857963289576127855214

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    16. X80000 XDD

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    17. X9999999999999999999999999999999999999999999999999999999999999999999999999999999999999999999999999999999999999999999999999999999999999999999999999999999999999999999999999999999999999999999999999999

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  2. Respuestas
    1. we
      Usen ChatGPT

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    2. DEMASIADO TEXTO 😭😭😥😥😥😥

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  3. Considero que es muy buen cuento para niños y adolescentes, puesto que la sencillez del vocabulario genera interés por la lectura de dicha obra. También, nos remonta a aquella Venezuela agraria donde nuestras frutas criollas estaban en primer plano, asimismo, la lectura nos remonta al criollísmo de nuestra tierra donde el ambiente nos remonta a la importancia del campo y su generosidad respectivamernte... Excelente Obra

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  4. Muy buen cuento para niños pues no creo que para adolescentes pues es muy infantil para adolescentes he leído mejores pues yo soy un adolescente y lo ley solo por una tarea de castellano

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  5. xD el cuento es tan largo q cuando termine de leerlo se me olvido todo

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    1. XD ya somos dos mi pana 🤧

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    2. Yoooo JAHSJAHSJAHS es que es muy largo ;-; me va hacer dificil sacar el analisis XD

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    3. Pues a mi no me paso hice un resumen en 5 minutos

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  6. Alguien me puede ayudar a saber cuál es el ambiente donde se desarrolla el cuento 👍

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  7. Alguien me puede decir que tipos de colores han sido elegidos para describir el ambiente?

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  8. me pueden ayudar cual es la reflecion de esta lectura porfavor

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    1. primero y principal refleccion se escribe asi ok, debes leer sino vas a salir bien mal. Leelo completo

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    2. zegundo y primsipal reflescion ce escrive aci asi que bueno

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    3. ( Reflexión ) aprendan a escribir

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    4. Que todos somos iguales

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    5. Se dice *reflexión* sin "C" o "CC" y tan bien lleva tilde en la o, y se escribe segundo no "zegundo", principal no "primsipal" sugiero que estudien castellano y aprendan ortografía imbéciles.

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    6. Y la reflexión?

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    7. La reflexion es muy obvia, (A menos que tengas 3 años)

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  9. Alquien me podria ayudar a que quiere decir el narrador con la frase mientras mas ayesĺnzada la pobre manzanita

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    1. Los ayes significan lamentos o quejidos. Entonces la referencia de esta frase es Mientras más lamentos lanzaba la pobre manzanita.

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  10. Alguíen me puede decir la idea principal de este cuento

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  11. supongo que el unico personaje principal es la manzanita xd

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  12. alguno me ayuda con una vision critica de la obra

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  13. Buenas, me podrian decir cual es la accion principal de esta chet?

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  14. alguien me dice 5 fragmentos del cuento para saber que narrador es, para una tarea

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  15. Le falta un trozo a la parte final del cuento.....

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  16. necesito saber cual es la 2da parte del cuento

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  17. En monografías aparecían pero hay quien e pagar.

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  18. Me encanta ese cuento 😍

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    1. Alguien me puede decir cuál fue el desenlace de el cuento

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    2. El desenlace se refleja en el conflicto de la frutería ?? Creo

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  19. mi profe me mandó a analizar esto >:V y mañana es el examen :,v

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    1. quien eres :V?

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    2. chabos, hoy es el examen =(

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    3. Somos de la misma escuela JAJAJA? :v me mandaron lo mismo ajhzzvdbzh

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  20. Que cuenta para más aburrido 😒🙄

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  21. Me mandaron a sacar 3 terminos o palabras desconocidas del mismo por cada letra del abecedario xd

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  22. Necesitó tres ejemplos de acciones que hayan realizado cualquiera los personajes secundarios

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  23. Que relación tiene el autor con el cuento

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  24. ala me colocaron la misma tarea xD

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  25. mi profe me dijo que encuentre los verbos de este cuento y mencionar el tiempo y el modo en el que se encuentran

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  26. no si todos estamos a qui por tarea XD :V

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  27. de que color es la manzana criolla

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  28. alguien me dice la funcion de cada personaje plisss ?

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  29. esta cosa ta dificil y tengo tarea y examen mañana xd

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  30. me encanto el cuento


    por que me lo mandaron hacer en la escuela

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  31. me pueden decir una onomatopeya de este cuento

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  32. En conclusión, todo estamos aquí por tarea xD

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  33. En qué tiempo histórico se narra este cuento

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  34. Sinceramente da dolor la ignorancia que tienen los jóvenes para la interpretación de la lectura:narrador en 3ra.persona ,personaje principal manzanita criolla(usualmente) verde se desarrolla en una frutería de un cerro de Caracas, todos los demás personajes son secundarios y en la narración hay descripciones,diálogos. Hay emociones como celos ,cariños que muestran las compañeras frutas por los sentimientos de la manzanita criolla.hay empatía y consuelo.reflexión: debemos mostrar aprecio y consolar a los que sufren .

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  35. ._. nmms a todos son pusieron a leer esto, yo tengo que hacer un tríptico para mañana, me da flojera jajajajajjaewbfbebrhf

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  36. Yo nisiquiera lo he leido solo vi el chat😅😅

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  37. quien del RLU? XDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD

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  38. me da tanta paja leer el choto cuento pero es por una tarea y me dan nota con esa tarea q ladilla xdd

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  39. Moraleja de la historia xfavor? ;;

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  40. Esta super bien pero cuales son los elementos del cuento

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  41. Cabezita de Guevojunio 09, 2022

    x455

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  42. Que onda gente, sinceramente me pica la pija xd, Lisandro es un pipison y también Erick B)

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  43. Me mandaron a hacer una exposición de esto 💀

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  44. Todos están aquí por tareas, ¿Cierto?

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  45. Si, de castellano

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  46. pasen ig vl jsjs

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    1. si, yo estoy aqui por una sintesis de castellano

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  47. Ps a mi me ayudo bastante en una tarea de castellano y es un buen cuento😌😌😌

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  48. Me ayudó para una tarea de castellano pero aquí está resumido para que lo usen
    http://adedsr99.blogspot.com/2016/04/la-manzanita-autor-julio-garmendia.html?m=1

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  49. No entiendo este cuento por q están largooo 🥱🥱🙄🙄

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  50. A mi me mandaron a leerlo todo y decir lo que entendí jajsjaksks

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  51. por chorrocientos mil

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  52. x10000000000000000

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  53. Me ayudó demasiado X10000000000000001

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  54. Alguien me puede decir 4 espacios físicos q salen en el cuento?

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  55. X... 133 ??xdd

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  56. Esta muy bonito la verdad
    Pero lo leí para una tarea de castellano pero si no ni mergues con en libro

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  57. Yo estoy aquí por castellano xdxdxd

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  58. Ayuda, que ladilla tener que leerlo

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  59. Porque es tan largo vale q abuso el de mi profe de castellano >:(

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    1. No sé porque vale la mía es igual

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  60. Mano la tarea si es larga😞

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  61. Me ayudo en un interrogatorio

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  62. Me ayudo pero se me olvido

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  63. Algien me explica?

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  64. XD X100000000000

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  65. Buen corazón??!!! Literal quería ver a las otras Manzanas podridas y derrotadas y se alegró cuando sucedió...Wtf 🙃🤦‍♀️mas

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  66. Súper largo 🥹

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Hoy me desperté decidida a ya terminar el libro que estoy escribiendo, siempre que me siento a editarlo le coloco más palabras, borro otras, creo que no estoy lista para dejarlo marchar,

¡Bienvenido diciembre!

Frases de navidad «Bendita sea la fecha que une a todo el mundo en una conspiración de amor» Hamilton Wright Mabie «Honraré la Navidad en mi corazón y procuraré conservarla durante todo el año» Charles Dickens «Ojalá pudiésemos meter el espíritu de Navidad en jarros y abrir un jarro cada mes del año» Harlan Miller «¿Qué es la Navidad? Es la ternura del pasado, el valor del presente y la esperanza del futuro. Es el deseo más sincero de que cada taza se rebose con bendiciones ricas y eternas, y de que cada camino nos lleve a la paz» Agnes M. Pharo. «La Navidad agita una varita mágica sobre el mundo, y por eso, todo es más suave y más hermoso» Norman Vincent Peale. «La Navidad! La propia palabra llena nuestros corazones de alegría. No importa cuánto temamos las prisas, las listas de regalos navideños y las felicitaciones que nos queden por hacer. Cuando llegue el día de Navidad, nos viene el mismo calor que sentíamos cuando éramos niños, el