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Diciembre se adelantó en nuestra casa.



Hace dos semanas y media nos mudamos y cambiar de casa nos hizo sentir ya en diciembre así que mi hija con mi nieto comenzaron a decorar el árbol de Navidad, pusimos música navideña y al escucharla me trasladó a mi infancia, a esos días de mis navidades pasadas, a esas donde el árbol me parecía gigante y creía que todo lo que pidiera para Navidad estaría debajo del árbol y aunque la mañana de Navidad no estaba lo que había deseado, no dejaba de soñar con obtenerlo al año siguiente.

Mi papá un año para Navidad compró de adorno para el árbol un nido, no era en realidad muy bonito que digamos, era de plástico y parecía más una chocita y en la entrada tenía un pájaro de color rosa, al enchufar el nido simulaba el canto de un pajarito, por años escuché esa melodía y al pasar el tiempo por estas fechas recuerdo con nostalgia su canto por lo que representaba para mí. Pasaron los años y no he vuelto a ver un adorno similar. Me imagino que así les sucede a muchas personas, que aunque pasen los años recordarán con cariño algún objeto que siempre perdurarán en sus recuerdos de la infancia.
Sé que para mis hijos la Navidad también tiene esos instantes de nostalgia y que ahora mi hija quiere trasmitir a su hijo.
Así que al ver a mi nieto aplaudir las veces que colocaba una bambalina sé que ella hará de estas fechas momentos especiales.

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