Contemplo el horizonte,donde el cielo y el mar se unen; y mis pensamientos se pierden como los barcos que navegan marcando el rumbo hacia su destino o como las pequeñas gaviotas que vuelan magestuosas en la distancia.
La suave brisa acaricia mi rostro, y susurra palabras de esperanza y de fe, mientras el sol se oculta y deja paso a una paleta de colores que invitan a soñar que todo es posible.
En silencio, contemplo la inmensidad ante mí, donde mis sueños por cumplir navegan libres como los barcos de papel con los que una vez jugué de niña.
Y en el sonido de cada ola encuentro un eco de esperanza que me impulsa a seguir hacia adelante y aunque no vea el final del camino, me invita a creer que más allá hay un mundo por descubrir, donde pueda encontrar paz y claridad; y la seguridad de que los sueños se hacen realidad.
Miro el horizonte, y en ese instante eterno de serenidad sé que en cada amanecer y cada anochecer, siempre habrá un horizonte por ver, que me inspire a seguir y me lleve a soñar con esos momentos que pueda almacenar con mis ojos y plasmar en cada página para inmortalizarlos por toda la eternidad.
L. J. Román.
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