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Fui «La chica de las cartas»

Fui «La chica de las cartas». En 1985, comencé a escribir cartas junto a mi amigo Álvaro. Un señor que conocía, sabía que me gustaba escribir y me dio la dirección de un chico de República Dominicana que había conocido en uno de sus viajes. Le escribí al chico y, para mi emoción, me respondió rápidamente.
Era emocionante escribir las cartas y llevarlas al correo. 
Hoy día el chico en una de sus cartas me escribió que tenía un grupo de amigos que había conocido por correspondencia y me dio la dirección de una chica para que nos pusiéramos en contacto. La chica, muy amable y simpática, me dio la dirección de una chica de Perú. También le escribí y fui muy simpática.
Y así, un día recibí una carta de alguien que me escribía a mí directamente. Me sentí feliz. Y así conocí a Ysmael, también peruano.
No recuerdo cuántas cartas intercambié con Ysmael. 
Con el tiempo, dejé de escribir. Sin embargo, siempre recordé la emoción que sentía al recibir esas cartas y a las lindas personas que había conocido a través de ellas.
Hace unos ocho años, una persona de Maracay, estado Aragua, me contactó por Facebook y me preguntó si era la chica que vivía en tal calle y que, en los ochenta, había conocido a Ysmael. Me dijo que él estaba buscando a dos chicas: «a una amiga» y a mí. Que ella también le escribía porque le di su dirección. Con sorpresa, le dije que sí, que era esa chica: «La chica de las cartas». Ella, muy amablemente, me dio su número para que me pusiera en contacto con él.
Fue toda una sorpresa y una linda experiencia que, después de tanto tiempo, alguien me recordara con tanto cariño.
Contacté a Ysmael y me contó sobre su vida y su familia. Me alegré por él.
Y hoy, después de tanto tiempo, recuerdo con cariño esa época en que Álvaro y yo caminábamos alegres por las calles de La Victoria. Aunque Álvaro ya no está, sigue vivo en mis recuerdos de la niñez. Donde quiera que esté, lo recuerdo con afecto y le envío todo mi cariño desde el cielo.
Gracias a todos aquellos que, con sus letras, me hicieron sonreír en algún momento. Ysmael, te doy las gracias especialmente a ti. 

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