Las palabras tienen el poder de llevarnos a emociones que antes de escucharlas no las sentíamos, pueden cambiar nuestro estado de ánimo en un instante. Y cuando esas palabras las leemos en un libro como resultado de la imaginación de un escritor nos sorprende con qué coherencia une las palabras adecuadas para expresar y hacernos vivir ese sentimiento.
Hace poco leí un párrafo del borrador de la historia que escribe una persona muy querida e importante para mí, aunque todavía le faltan algunos detalles a su historia, al leerla me conmovió, porque con palabras sencillas logró que sintiera que era real que lo que decía la protagonista casi en su lecho de muerte, que estaba allí de pie en una esquina observando cada gesto, que era testigo de todas sus palabras, las confidencias que le hacía al ser que amó una vez, lo que calló para proteger a un hijo que no sabía la existencia de ambos, él queriendo saber su paradero, pero ella defiende ante él sus razones, también sus creencias, reconoce sus culpas y se hace responsable de ellas. Leer ese párrafo me hizo comprender que para escribir y hacerlo bien, hay que juntar las palabras adecuadas para hacen que tus personajes sean tan cercanos como lo somos tú y yo, logrando esas sensaciones que son importantes para el desarrollo de cualquier historia.
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