Como todos los años en noviembre muchos escritores se inscriben para participar en el reto de escribir 50 mil palabras en un mes, (sí, solo en un mes) así que algunos planifican con tiempo su novela, pero otros van a tientas por el camino de su imaginación y van dando forma a sus historias.
Este año no pensaba participar porque estoy con la edición de una historia que recién terminé, que he dejado abandonada, pero algo me llegó de repente para inspirarme, una idea que se cruzó en mi camino y de la que pensé que podría tener una linda historia.
Hace poco recibí una solicitud de amistad de una mujer que vive en el mismo estado en el que viví mi infancia y que después de un tiempo de casada abandoné para irme a vivir a otra ciudad que me acogió con sus brazos cálidos a pesar de ser una zona fría y su gente me recibió con su simpatía, esta persona después de aceptarla en mi lista de amigos me escribió para preguntarme si conocía a alguien que vivía en Perú, me dio su nombre y me dijo que buscaba a dos muchachas que le escribieron correspondencia por allá en un lejano 1986, los recuerdos acudieron a mi mente y volví a ser esa joven que con ilusión preparaba sus cartas.
Me comuniqué con él y gracias a la tecnología recordamos viejos tiempos, él se había enamorado de la chica de las cartas, que por alguna razón creía que era mi amiga, me alegró saber que estaba bien y que había logrado algunos de sus sueños, terminó su carrera y tuvo dos preciosas hijas, formó una familia.
Al igual que él, yo también seguí mi camino junto a un hombre y unos hijos maravillosos.
La vida nos volvió a juntar para que él supiera que yo era la chica de las cartas, y para recordar con cariño aquella época y que no nos olvidemos que a las personas les marcamos el alma con nuestra presencia y palabras.
Así que abrazos a todos los que de alguna manera marcaron la mía y que aunque ya no compartimos están en un lugar especial.
Para mi reto de NaNoWriMo me inspiré en la experiencia de escribir mis cartas, amé esa época porque fue para mí gratificante, quiero que mis personajes sientan ese amor por escribir y esperar con ilusión las respuestas mientras siguen sus vidas.
Ninguno
de los jóvenes de esta época ha experimentado la sensación de alegría y
de sorpresa al recibir correspondencia con personas de otros países
como se hacía antiguamente, tener la oportunidad de escribir una carta y
esperar por meses para poder obtener una respuesta, era una experiencia
gratificante, tal era el caso de nuestros dos jóvenes a los que está
dedicada nuestra historia que comenzaron a escribirse a finales de 1983.
¿Es posible enamorarse del alma a través de las letras?
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