Hoy estaría de aniversario, y aunque para mí es una fecha triste, llena de nostalgia y buenos recuerdos, no puedo olvidar que daba inicio a una vida llena de sueños y esperanzas, con aciertos y desaciertos, con sueños cumplidos y sueños que nunca se lograron; pero que no por eso restaron amor a los momentos construidos.
Al decidir compartir nuestras vidas, sembramos un camino con semillas de amor y que creció en él la prueba de que no podía existir nada tan perfecto como mis hijos, ellos fueron esa ilusión de querer hacer bien las cosas, de soñar con un futuro lleno de unión, que hasta ahora se mantiene. Porque siempre fue una unión de cuatro y que ahora creció con la llegada de Alan. Y aunque ya Joaquín no está físicamente no significa que no esté entre nosotros porque el amor no disminuye, se multiplica.
No olvidemos que cada paso dado, deja huellas en nosotros y en los seres que forman parte de nuestras vidas, dejemos huellas de amor, de esperanza para que cuando miremos atrás sepamos que hicimos lo mejor que pudimos y aunque tuvimos dudas fue el camino correcto, el trazado para llegar al camino que teníamos que transitar.
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